• No hay productos en el carrito.
Finalizar compra

El entorno

El Priorat

La tierra del Priorat es un poema de pendientes y hondonadas, una piel de sombras y luces que hablan del esfuerzo secular de sus habitantes.

Un lenguaje de cimas y depresiones, de márgenes y roquedos que expresan las dificultades que las vides tienen que superar para ofrecer su tesoro.

Estas condiciones adustas, casi salvajes, con un clima poco temperado y una pluviometría escasa, son las que nos permiten el privilegio de uno de los mejores mostos del mundo.

El Priorat hace de la relación del ser humano con la tierra, un delicado equilibrio entre el esfuerzo de un cultivo durísimo y el disfrute de unos resultados únicos.

Porrera

El Celler nace en el pueblo de Porrera, y quiere ser una expresión vitivinícola arraigada en este territorio. Fiel a este sentimiento, el Celler pretende que en cada botella se degusten las magníficas posibilidades del vino del Priorat, con las especificidades concretas de Porrera, sus pendientes y su delimitación.

Nos sentimos comprometidos con el pueblo que nos acoge, y nuestros vinos quieren ser la mejor expresión de este compromiso.

Este es el objetivo principal por el que Vall Llach está en medio del pueblo, en La Final y Cal Baldrich.

La Final

Este edificio está ubicado en la plaza más emblemática del pueblo. Y es la construcción privada más vieja y grande de Porrera dedicada desde siempre a la elaboración del vino.

En La Final hay todas las estructuras, materiales y maquinarias necesarias para la recepción y la elaboración de los vinos.

Cal Baldrich

Es la bodega propiamente dicha.

Una vieja y noble casona totalmente reestructurada, respetando al máximo su historia, poniendola al servicio de un equilibrio ambiental, estético y climático inmejorable para el reposo y bienestar del vino en las botas.

La 'llicorella'

Cuando caminas por los viñedos y pisas las alfombras de “llicorella”, sin querer quedas absorto por el embrujo de un color azul-gris, casi brillante; o por el abanico de tonalidades ocres, cuando la pizarra es más ferrosa.

Es entonces cuando comprendes que estás pisando uno de los factores más apreciados del Priorat y la clave más secreta de la calidad de sus vinos.

La vid y sus raíces, buscan y penetran las minúsculas rendijas de “llicorella”, entrando en una extraña relación de amor y odio, de supervivencia y destrucción.

Gozar de este espectáculo es una puerta abierta a la comprensión de los los “porqués” profundos que permiten la personalidad exclusiva del mosto que luego se recolectará.

Desde Vall Llach afirmamos orgullosos que nuestro mejor enólogo lo tenemos en la cima de las montañas, en los viñedos.

No es ninguna modestia, y todos en el Celler, desde el equipo técnico hasta el payés, procura que el fruto de esta relación entre las vides y la “llicorella”, llegue a cada botella lo mejor y más fielmente posible.

Scroll to top